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Si no,… ¡No!

pedroeborgoglio

La tragedia de la corrupción política y la banalidad del corrupto.


Persigo la finalidad de poder, a su hora, comer con comodidad. Para ello debo alcanzar un objetivo, tener una mesa y una silla que me permita alcanzar el fin propuesto. Si decido construirlas, necesitaré gestionar y elegir un carpintero. En este caso, debo procurar el mejor carpintero ya que es sabido que el mejor hará un trabajo de más calidad que el mediocre y por supuesto, que el peor.


Si bien es verdad que según la bibliografía, existen diferentes palabras para denominar finalidad, objetivo y gestión, no es menos cierto la indisoluble relación de las tres expresiones o su significado que, vinculadas como sistema, son la clave teórica de inicio, un buen comienzo para que ordenadamente, se pueda realizar el viaje desde la idea hasta su realización.


La Finalidad de una Nación la expresan las Constituciones o lo que es lo mismo, sus Leyes Fundamentales.


Veamos las Finalidades de la Nación Argentina, expresadas en el Preámbulo de su Constitución.


Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución, para la Nación Argentina.


Aquí, dos aclaraciones, como introducción a un interrogante esencial.


Exordio uno:


Es necesario mencionar como advertencia que, los párrafos literarios logran enmascarar y debilitar ideas-fuerza que independizadas del texto que la contienen, se potencian y logran generar pasiones y acciones más en consonancia con su valor intrínseco.

Constituir la unión Nacional. Afianzar la Justicia. Consolidar la paz interior. Proveer a la defensa común…


Ahora, desagregadas estas finalidades de la Constitución Nacional y ya con identidad propia, permiten extraer conclusiones y evaluar si las acciones de los gobiernos van en la dirección correcta, es decir, a lo constitucionalmente establecido. Esto es más dificultoso con las finalidades, razón de ser de la Carta Magna, extraviadas y mimetizadas en la oscuridad de un párrafo, tal como el árbol de la vida, en la densidad de un bosque de eucaliptus.


Exordio dos.


Para la antropología, el efecto simbólico de las palabras tiene capital importancia. Tanto que, en equipo con la fisiología, la homeostasis, explican la muerte Voodoo. Levy Strauss y W.B.Cannon. Este sorpresivo desvío argumental, tiene el propósito de establecer el carácter científico de la expresión “Efecto simbólico de las palabras”.


La palabra Madre dicha en español, despierta en quien la dice o escucha, diversas sensaciones ligadas al amor, ternura y agradecimiento. La palabra Shark, gritada en inglés en una playa del Caribe atestada de bañistas, también lo hace. Una descarga de adrenalina y el impulso de huida. Ese grupo de personas en la playa, saben de las consecuencias del ataque de un tiburón. Pero ¿Qué pasaría si el grito de Shark o Madre se emitiera en un idioma desconocido para el oyente o alguna de las personas no tuviera una historia vivida del significado de ambas palabras? El efecto simbólico sería nulo o insignificante. Y no induciría a una acción relacionada. Tal ha ocurrido, con las palabras Unión Nacional, Justicia, Paz Interior o Defensa Común. Carecen en nuestra sociedad de Efecto Simbólico. Quedaron sólo palabras contenidas en un texto que las esconde y vacía de contenido y que ya no conmueven a las personas.


Ahora, teniendo en consideración que los Fines de la Nación no despiertan ninguna emoción en el ciudadano y por lo tanto, ninguna expectativa o acción es esperable en el sentido de su concreción. Esto significa la inexistencia de los faros en el horizonte colectivo que marquen el rumbo para la acción política y la gestión. Respecto a la política y los hombres que la practican, me pregunto: ¿Es posible encontrar en el stage de políticos argentinos de hoy, hombres de la estatura necesaria para “afianzar la Justicia, promover el Bienestar General,. . . “y en general encaminar la Nación en la dirección de sus ideales? ¿Es Carla Vizzotti o Adolfo Rubinstein un eslabón de misma cadena que Ramón Carrillo? ¿Es su continuación? ¿Es Felipe Solá o Alicia Castro la continuidad de Carlos Saavedra Lamas en prestigio y logros para conducir la Cancillería? ¿Es Nicolás Trotta o Finochiaro, el hombre llamado a repetir, conservar y mejorar lo logros de Domingo Faustino Sarmiento?

He aquí dos primeros obstáculos para volver al camino que conduce a los ideales de nuestro Preámbulo.


No están los hombres de la estatura requerida para el trabajo.


Los disponibles son carpinteros de mediocres a peor, comprarán madera y herramientas de paupérrima calidad y se quedarán con el sobreprecio acordado con el comerciante. Seguidamente, mirarán alrededor hasta encontrar a quién responsabilizar de no haber hecho lo que prometió y se esperaba de él. Pero esta no es la peor noticia. El problema principal es que a nadie esto le importa. Estas situaciones dieron origen a la frase “Cada pueblo tiene el gobierno que merece...”


Pregunta para noches insomnes: ¿Cómo es posible que a un argentino lo enoje que le sirvan el café frio en el bar, hacer fila en el Banco y, le resulte indiferente gobernantes de cualquier signo, ineficientes y corruptos?


Si la mesa y la silla del primer párrafo, simbolizara el futuro de nuestra Nación, es decir el nuestro, así como estaríamos condenados a comer de pie, estaríamos condenados a vivir una vida muy por debajo del estándar que las posibilidades intrínsecas de nuestra Nación ofrecían.


Este sería el momento preciso para el milagro político pero, ¿Es razonable pensar en que si no es posible encontrar buenos músicos, encontraremos el mejor director? ¿ Quién, entre los candidatos presidenciales reales o potenciales, es el Carlos Pellegrini pos-pandémico? Es una pregunta retórica... todos sabemos la respuesta.


Además de la historia, la cultura de milenios, las fronteras con culturas de intercambio con efecto sinérgico… ¿Qué tienen en común los países centrales, lo que llamamos con amplitud el primer mundo? La respuesta es El Estado, su burocracia y los funcionarios…Dicho de otra manera, han desarrollado una burocracia estatal especialmente diseñada y permanentemente perfeccionada para perseguir los ideales de la Nación. Una burocracia a la que sólo se accede por concurso, de un tamaño que representa fielmente la necesidad de gestión y con una estabilidad casi de fueros. Tal como un Profesor universitario o un juez. Los funcionarios de carrera, nombrados por concurso y bien remunerados, son inmunes a las presiones políticas y a ella le ponen límites en sus desbordes.


En estos países casi sin excepción, los cargos políticos son solamente los electivos y es imposible, salvo en casos especiales como Embajadores, el ingreso a la Administración Pública Nacional, Provincial y Municipal, sin la preexistencia de un cargo vacante y sin concurso de idoneidad. Esto garantiza que el tamaño del estado es el adecuado, que los miembros de la burocracia tengan estabilidad garantizada, profesionalismo, capacitación continua, seguimiento de planes, programas y acciones en gestión ininterrumpida y preservada de cada cambio de gobierno. En este esquema, es impensable desechar todo lo hecho y recomenzar con cada elección. El día de la Marmota como causa y efecto de la decadencia.


Esto explica que la independencia de la burocracia estatal, su inmunidad, profesionalismo y buen salario, garantiza que por ejemplo, Donald Trump o similar, pueda legítimamente declarar una guerra pero no puede evitar pagar una infracción de tránsito, ser juzgado como cualquier ciudadano ni evitar que un hijo deje de cumplir sus obligaciones militares. El sistema burocrático, diseñado y establecido para que el Estado garantice la Constitución… se lo impedirá. Se lo impidió a Nixon un fiscal, sólo por haber mentido.


El Modelo Argentino de Burocracia del Estado.


Con las excepciones insoslayables de actividades con exigencia de estudios específicos como profesionales o técnicos, tales como médicos, profesores, maestros, ingenieros, abogados, etc, todos los cargos de la burocracia estatal en sus tres niveles, Municipal, Provincial y nacional… son políticos. Desde Ministros hasta chofer o cafetero. Cada cambio de Ministro, el entrante trae a su Ministerio “su equipo, su gente de confianza”. Los Directores, por ejemplo, que ejercían el cargo, son reemplazados por los Directores de confianza del nuevo Ministro. Los reemplazados son convocados a buscar escritorio, en el mismo Ministerio o en otro. Lo cierto es que los desplazados no se van a la actividad privada o a su casa. Continúan siendo miembros de la “diez cuatro treinta” y continúan cobrando el sueldo. Aunque no encuentre escritorio en el Ministerio en que estaba u en otro. Su única motivación para buscar escritorio, es que sin él, no tiene ni viáticos, ni celular pago ni otros privilegios. Sin considerar que para esos funcionarios desplazados, miles de ellos, el ostracismo prolongado, los condena a no ser considerados en el próximo recambio. Pero, la pérdida es soportable. Siguen cobrando religiosamente su sueldo, los aportes jubilatorios, Obra Social… La pérdida se reduce a privilegios de los cargos, oficina, teléfono, secretaria, viáticos… Se podría concluir que el Estado y su Burocracia, que fueron creados como la herramienta idónea para gestionar el devenir histórico en pos de los ideales de la Nación, se han convertido en el refugio de una gran parte de la población para desgracia e infortunio del resto, instrumentado y mantenida en este anómalo funcionamiento por individuos fracasados en sus realizaciones personales y encuentran en esa burocracia la única alternativa laboral para habilidades y virtudes buenas para nada.


Aquí, sería fácil pensar en una conspiración de la clase política, hombres especialmente inteligentes asociados para mantener el statu quo, su paraíso en la tierra pero no es así. Son hombres pequeños, mediocres, de inteligencia media baja, de moral maleable a la necesidad y, sin atisbo ético. Es más, no podrían evadirse del sistema, aún si lo desearan por no tener en la vida, un puerto alternativa donde dirigirse. Son hombrecillos obreros del sistema que harán lo que se les pida por permanecer. Es su mundo y en ese universo, existe una moral ininteligible para el profano… No entienden la persecución a Cristina por hacer lo que todos hacen, quedarse con una parte de la recaudación para la política, inestimable logro del Pacto de Olivos entre Menen y Alfonsín para que todo el que quiera hacer política tenga los medios, aportados por el estado y origen en el esfuerzo privado y así, evitar que la política sea sólo una actividad de las corporaciones. Son hombres normales, pequeños y mediocres, para quienes es posible, parodiando a Hannah Arendt, afirmar que son hombres irrelevantes como tales, que definen la banalidad del corrupto en la tragedia de la corrupción sistémica.


Si bien hay otras razones, una relevante causa de la decadencia es que la herramienta de la Nación para perseguir sus ideales, el Estado y su Burocracia, ya sólo se sirven a sí misma, es decir a los hombres del sistema que succiona los recursos que la otra mitad produce.

La reconversión profunda del estado donde los Ministros, subsecretarios y sus equivalentes Provinciales y Municipales, sean cargos políticos y todo el resto bajo una planta diseñada para la eficiencia y la economía, sean ocupados sólo por concurso, tengan la inamovilidad que los proteja de la política y remuneraciones acordes a esa responsabilidad, es condición necesaria y obviamente insuficiente para la tarea.


Si no… ¡NO!


Pedro Enrique Borgoglio Boetti


Nota: No es olvido no mencionar la palabra Estrategia en el primer párrafo, el recurso intelectual para alcanzar el objetivo y marco condicionante y referencia de la gestión. La razón es que, este término tiene cierta volatilidad conceptual, en tal medida que, es utilizada para referirse a la Estrategia China para dominar el mundo o la Estrategia del Pata Medina para recuperar el sindicato o la Estrategia de Gallardo en River. Incluirla en este trabajo sería una manera de complicar su entendimiento.

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