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¿Eunolpo o Milei?

pedroeborgoglio

El Satiricón.


El Satiricón es una novela satírica escrita en latín y atribuida, con polémica, a Petronio. La novela, considerada una de las primeras en la literatura mundial, combina verso y prosa, latín clásico y vulgar. Está constituida por una narración enmarcada y tituladas Las aventuras de Escorpio y tres narraciones incrustadas: Historia del efebo de Pérgamo, el Cuento de la Matrona de Éfeso y la Cena de Trimalción, así como numerosas tramas de todo tipo que se suceden de forma correlativa.


La historia cuenta las aventuras en la etapa inicial del Imperio romano (muy probablemente, antes del final del siglo I d. C.) de dos jóvenes, Encolpio y Ascilto, así como del joven amante del primero, el adolescente Gitón.Tambien la trama de un poeta de nombre Eumolpo y un efebo.


No es este un propósito de crítica literaria, más bien se trata de tomar un ejemplo tan valioso como es ser extraído del Satiricon, considera la primera novela latina. Ese propósito es caracterizar una personalidad psicopática, tomando como referencia a un personaje, Eumolpo, de la mencionada novela.


A que llamamos psicópata. En psicología y psiquiatría, se llama psicópata a quien padece un trastorno antisocial de la personalidad (TAP), que disminuye o impide su capacidad para la empatía y dificulta su adaptación a entornos sociales con normas preestablecidas, como las leyes, los derechos individuales o el bienestar colectivo.


Veamos actuar al poeta Eumolpo, un característico de la Roma en que vivió Petronio, quien se suicidó para no darle el gusto a Nerón de asesinarlo, por haber caído en desgracia por influencias de Tigelino, Prefecto del Pretorio y uno de los preferidos del emperador. Petronio escribió y envió a Nerón sus críticas acerca del Emperador, (se dice que burlas) y se cortó las venas par morir desangrado, justo antes de la llegada de los pretorianos para asesinarlo.


El efebo de Pergamo.


Eumolpo.


EUMOLPO. «Cuando el servicio militar me llevó a Asia en el séquito del cuestor, se me dio alojamiento en Pérgamo. Estaba allí muy a gusto por lo confortable dela casa, y sobre todo porque el hijo de mi huésped era toda una belleza. Inventé un procedimiento para ser su amante sin excitar las sospechas del padre. Siempre que en la mesa se trataba de la corrupción de menores bien parecidos, me indignaba tan vivamente, me negaba con tan seria austeridad a oír hablar de esas obscenidades, que todos, pero especialmente la madre, me miraban como a uno de los siete sabios. Ya era yo el encargado de acompañar al joven al gimnasio, ya era yo el que dirigía sus estudios, yo quien le daba lecciones y consejos para que ningún seductor entrara en la casa.


Un día que estábamos acostados en el comedor (pues una solemnidad había abreviado aquel día la tarea escolar y por pereza no nos habíamos movido del comedor después de la prolongada fiesta), a eso de la media noche comprendí que el muchacho estaba despierto. Con tímido susurro pronuncié el siguiente voto: ‘Diosa Venus, si yo llego a besar a ese chiquillo sin que él se entere, mañana le regalo un par de palomas’. Al oír el precio asignado a mi capricho, el muchacho empezó a roncar. Así, pues, me acerqué al pequeño comediante y le planté unos cuantos besos. Satisfecho de este primer paso, me levanté muy de mañana y le traje el hermoso par de palomas que él estaba esperando. Mi voto quedaba cumplido.


La noche siguiente, dándoseme idéntica oportunidad, formulé un nuevo voto: ‘Si puedo acariciarlo con mano libertina sin que él se entere, como premio por su complacencia le daré un par de gallos de los más agresivos. Ante esta promesa, el joven se me acercó espontáneamente; sin duda le entró miedo de que yo me quedara dormido. Accedí, pues, a su impaciencia y saboreé todas las delicias de su cuerpo, sin dar el último paso. Luego, cuando se hizo de día, le día la alegría de darle lo que había prometido.


Cuando la tercera noche me trajo nueva oportunidad, él se hacía el dormido, me levanté y le dije al oído: ‘Dioses inmortales, si logro dar a este chiquillo dormido el abrazo supremo que deseo, en pago de mi felicidad le daré mañana un corcel macedónico, un verdadero ejemplar, pero con una condición: que el muchacho no se entere de nada. Nunca había tenido el joven un sueño tan profundo. Empecé, pues, por aplicar mis manos a sus pechos de blancura inmaculada; luego, siguió un apretado beso y por último un abrazo que colmó de una vez todas mis ansias. Por la mañana, sentado en la habitación, esperaba mi regalo habitual. Pero ya se sabe, es bastante más sencillo comprar unas palomas o unos gallos que un corcel; además, temía que un regalo tan considerable excitara sospechas sobre tanta generosidad de mi parte.


Por lo tanto, tras un paseo de varias horas, volví a casa sin darle más que un beso. Pero él, mirando alrededor y colgándoseme al cuello para abrazarme, exclama: ‘Dime, maestro, ¿dónde está el corcel?’


Aunque con mi deslealtad me había cerrado la puerta que tenía abierta, pude ganar su confianza otra vez. Pasados unos días, como unas circunstancias análogas nos habían colocado ante la misma oportunidad, en cuanto oí roncar al padre empecé a suplicar al chiquillo que se reconciliara conmigo, es decir, que accediera a dejarse querer; usé todos los argumentos que dicta una vehemente pasión. Pero él, muy enfadado, no hacía más que repetir: ‘¡Duérmete, o ahora mismo se lo digo a mi padre!’ No hay obstáculo que la tenacidad no logre derribar. Mientras él seguía repitiendo que despertaría a su padre, yo me deslicé a su lado y, aunque aparentaba resistirse, conquisté la felicidad que me negaba. No le disgustó del todo mi descaro y, después de quejarse ampliamente de que yo lo hubiese engañado, burlado y ridiculizado ante sus compañeros a quienes él había hecho grandes elogios de mi generosidad. Para que veas (dice) que no soy como tú: si quieres vuelve a empezar. Así, pues, olvidando todo resentimiento, me reconcilié con el chiquillo, aproveché sus complacencias y me dejé caer dormido. Aún no quedaba satisfecho aquel joven en plena forma y especialmente inclinado a la pasividad. Me sacó, pues, de mi sopor: ‘¿Quieres algo más de mí? dice. Aún no me era desagradable del todo la oferta. Como pude, entre suspiros y sudores, accedí a su petición y, agotado de felicidad, me quedé nuevamente dormido. Menos de una hora más tarde, empezó a pellizcarme de nuevo, diciendo: ‘¿Por qué no repetimos?’ Harto ya de que me despertara tantas veces, exploté enfurecido y volví contra él sus propias palabras: ‘Duerme, o se lo digo a tu padre ahora mismo.’

Más arriba hemos visto la caracterización de la psicología y psiquiatría de un psicópata. Vale mencionar que un psicópata no es un enfermo mental, sino que ha exacerbado los rasgos de personalidad que todos tenemos en un estado de equilibrio dinámico. Todos tenemos más o menos facilidad para ponernos en lugar del otro, el psicópata está imposibilitado.


Veamos ahora características puntualizadas:


Características generales del psicópata

  • Ausencia de remordimientos.

  • Egocentrismo.

  • Falta de empatía.

  • Manipulación de los sentimientos de los demás.

  • Mentiras sin escrúpulos. El psicópata está inhibido de diferenciar el bien del mal. El mide su entorno alrededor del concepto binario: Me conviene-no me conviene.

  • Ausencia de emociones. Sus reacciones son inmutables, con independencia de su importancia o gravedad, a menos que, considere que le conviene alguna reacción y que la ejecuta como si leyera una partitura.

  • Capacidad de disimulo.

  • Engrandecimiento propio.

En una discusión o debate, el psicópata mostrará soberbia y condescendencia, no como propósito, sino porque no puede evitarlo. Es parte de su naturaleza.


Si llegado el caso de que usted, decidiera poner a un hijo bajo la tutela de una tercera persona, pensaría en un seductor que esconde o no tanto un Eumolpo o, se arriesgaría por la alternativa de un hombre de bien, con errores bien intencionados y que garantiza que su hijo se desarrollara con valores y en libertad.


¿ Eunolpo o Milei?

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2 Comments


elomigo
Nov 14, 2023


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elomigo
Nov 14, 2023

Jajajajajaja, me hiciste reventar de risa !!!!!!!!!!! Bien Pedrito !!!.--- Encontraste el relato ideal para este balotaje o como se escriba en francés.- Eunolpo me hace acordar a un bípedo pero no por las patas o estar parado sino por ejercer un cargo y una posibilidad de otro de mayor envergadura.-- Obviamente, Eunolpo no es de mi simpatía por los sicópatas me enternecen tanto que termino odiándolos y deseando su desaparición de los círculos del poder. Saluditos, pky

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©2020 por Pedro Enrique Borgoglio

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