La militancia y otras actividades de la grieta. Una contribución para una militancia unificada.
La idea primigenia que da origen a esta nota, fue leer la aseveración del señor Pablo Echarri sobre que Cristina Kirchner puede justificar su patrimonio. Luego de esta declaración de kirchnerismo inconmovible, apareció la respuesta de un anti peronismo indestructible, quien le atribuye que junto a su esposo, crearon una organización destinada a producir su enriquecimiento familiar mediante el cobro de sobornos en la obra pública y otros similares.
Una conclusión fue que en tanto y en cuanto no se dilucidara inapelablemente y dada la gravitación en la escena pública, Cristina Kirchner es penalmente responsable de todo, parte o nada de lo que se le imputa. Ante esto, nuestro futuro estará atado a la perenne controversia que en el ánimo y perspectivas individuales y colectivas, es un agujero negro que captura y consume no solo todos los esfuerzos de realización sino también nuestros sueños y esperanzas. La única alternativa que percibo, es la desaparición de Cristina Kirchner de la escena pública como consecuencia de una condena o la rehabilitación plena, esto último como consecuencia de sentencia firme de inocencia. Voy a comentar dos ejemplos de lo que creo que es el camino y modo correcto, con total conocimiento de causa, ya que fui protagonista.
Primer Ejemplo:
Comenzaban los ochenta y me encontraba de vacaciones anuales y familiares en casa rodante por el sur del país. Por razones de organización y responsabilidades laborales, me comunicaba con mi secretaria toda vez que era posible por teléfono fijo de larga distancia. A menos de una semana para el regreso, en la comunicación con la secretaria y en medio de su llanto, me pide inmediato retorno ya que estaban ocurriendo cosas muy graves que no alcanzaba a entender y no sabía qué hacer.
Retornado a la empresa, tomo conocimiento a través de mi jefe inmediato, de una denuncia penal contra mí, sin especificar de qué índole, ya que él tampoco estaba al corriente de la naturaleza de la misma. El abogado laboral de la empresa también ignoraba la razón de la denuncia pero me recomendó contratar un “buen abogado penalista“ y me informó que la denuncia estaba radicada en el juzgado federal XX de La Plata.
Esa misma tarde, siguiendo los consejos del abogado de la empresa y con una lista de buenos penalistas facilitados por él, comencé la búsqueda de mi abogado defensor que debía ser “buen penalista”. El primero de la lista, con estudio en la calle 48 de La Plata y en cercanías de tribunales, era la primera opción. Pasados los años, hoy puedo concluir que el pensamiento que me asaltó cuando estaba a punto de oprimir el timbre, fue moral y totalmente ajurídico y determinó el desarrollo futuro de los acontecimientos… ¿Por qué razón, si no tengo nada de qué defenderme, estoy buscando un abogado defensor? Rápidamente regresé sobre mis pasos en busca de alguien que me orientara en qué hacer, partiendo del supuesto de no haber tenido jamás, una conducta penalmente reprochable. Esa persona fue mi amigo, abogado laboralista F.P.M. Me condujo al Juzgado, pidió una entrevista con el juez, entramos al despacho del mismo y él se fue …… me dejó a solas con el juez. Este me preguntó si había designado abogado. Respondí que no porque no lo había hecho. Agregué que no lo necesitaba ya que no tenía en mi memoria nada que justificara tenerlo.
Me informó sobre qué se me había denunciado y qué tenía que decir al respecto. Respondí que eso que se me imputaba en la denuncia era imposible de realizar ya que, desde hacia tiempo, yo mismo había desarrollado controles físicos, redundantes e informatizados que hacían del todo irrealizable el hecho, no solo para mí sino para cualquier persona. Me informó que la denuncia se basaba en un anónimo llegado a la empresa y que parecía verosímil en principio. Me pidió para el día siguiente, que llevara al juzgado la documentación que apoyara mis dichos y cumplido esto, que probaba la falsedad de la denuncia, archivó el expediente. Poco tiempo después, otra investigación descubrió al autor del anónimo y su motivación: Aspiraba a mi desplazamiento para ocupar el puesto que yo ejercía, ignorando que reservadamente, había anunciado mi renuncia antes de mis vacaciones y que la implementación de los sistemas hacían imposible el hecho que describía el anónimo y que él ya había sido considerado para ocupar el puesto por ser el reemplazo natural y mejor calificado. La legítima ambición de crecer, fue traicionada por una ética inconsistente y tal vez, una impaciencia inmanejable. Consecuencias para él, perdió el trabajo que tenía, el puesto que deseaba y que ya había obtenido sin saberlo y una esperable desconsideración social.
Lo demás, es evidente. La presentación espontánea ante el juez, hacerlo sin abogado, sin abogado estrella que con su habilidad y profesionalismo disolviera la posible culpabilidad y el aporte inmediato de las pruebas requeridas por el juez, determinaron el archivo sin que debiera prestar declaración, aún como testigo. De hecho, una indagatoria informal, rápida y que evitó para mí, la pesada carga emocional que aún siendo “no guilty”, representa un juicio penal y al estado, el ahorro de los costos del mismo. Una interesante conclusión es que, en paralelo con la constitucional presunción de inocencia, discurre inevitablemente la presunción de culpabilidad o inocencia a priori, por íntima convicción del juez basado en las primeras actitudes del inculpado.
Un recuerdo afectuoso para el doctor G .D .L .S, juez federal, ya fallecido y firme en mi memoria.
Ejemplo segundo.
Durante los noventa, fui contratado por una empresa multinacional, para dar consultoría de gestión a una compañía del interior, por un lapso de tres meses. Por causas deseables aunque imprevisibles, mi permanencia se extendió a diez años y siete diferentes empresas en la tarea de Gerenciamiento de Crisis por Tiempo Definido, en especial, empresas familiares de tamaño medio y grande. Estas cuatro líneas explican el porqué de mi llegada a la provincia, mi permanencia, en qué actividad y mis vínculos. Estas relaciones post tarea, adquirieron aleatorias intensidades y permanencia en el tiempo. En algún momento de esos diez años y ya terminada mi misión en la empresa protagonista de esta narración, uno de los dos bancos provinciales oficiales puso a disposición una línea de créditos especiales para empresas, para bienes de capital o capital de trabajo, no estoy totalmente seguro aunque es indiferente. Crédito para empresas, institucionales.
Algunos meses después, a través de medios masivos me entero que se había abierto una investigación penal sobre estos préstamos, donde estaría involucrado el presidente del banco y algunos miembros de directorios de empresas, todos imputados de asociación ilícita y defraudación. Los rumores indicaban que los créditos otorgados fueron desviados a intereses privados de los directores de las empresas con acuerdo de las autoridades del banco. Esto solo se entiende teniendo en cuenta el carácter de oficial y social del banco.
Posteriormente, ya transcurrido más de un año y desvinculado laboralmente de empresas en la provincia, visito, como regularmente hacía, la casa de descanso del ex director comercial de una empresa a la que había gerenciado. Tal como era costumbre, debí ser el asador. En esos menesteres estaba, cuando comenzaron a llegar personas que resultaron ser cinco jueces de la capital provincial, con sus esposas. Estas personas resultaron ser compañeros de golf del dueño de casa. Lo inesperado y sorprendente fue que el dueño de casa, luego de las presentaciones, me comenta en un aparte que el asado había sido organizado para que en ese marco distendido de buen tiempo, sierra y asado, tratar conmigo un asunto delicado.
El tema fue planteado por ellos así. En el ambiente de los magistrados de la justicia provincial y a través de información horizontal que discurría con más el expediente, ya había conclusiones protojurídicas que difícilmente se cambiaran. El directorio de una de las empresas más importantes en la que había trabajado, estaba involucrado en la defraudación al banco a través de los préstamos otorgados. La situación del presidente del banco era prácticamente irreversible. La situación del directorio de la empresa tenía ciertos matices. Uno de los directores imputados aparecía en estas primeras conclusiones como el artífice de la defraudación y los otros dos estaban en el expediente, en una situación en que la sombra de culpabilidad estaba centrada en compartir abogado entre los tres y haber desarrollado una estrategia dilatoria para demorar la elevación a juicio. Sin esta asociación para compartir abogado y dilatoria estrategia, su situación, con abogado defensor diferente del principal sospechoso, cambiaba radicalmente. Me comentaron que se habían hechos numerosos intentos de convencer a estos dos hermanos de cambiar abogado, siempre infructuosamente. Me preguntan mi opinión sobre los antecedentes de estos dos hermanos y debí responder contundentemente que, al asumir en la empresa y luego de evaluar los antecedentes profesionales, familiares y de confiabilidad, había designado a uno de ellos, director financiero, en una situación de la empresa donde lo financiero significaría el éxito o fracaso de mi propia gestión. Ante esta respuesta, que evidentemente coincidía con la de ellos y podría presumir que, del colectivo judicial, preguntaron si estaría dispuesto a hacer un último intento de convencerlos de hacer ambas cosas: 1-Desvincularse de su abogado defensor compartido con el otro director y 2- Renunciar a todo acto dilatorio y promover explícitamente la pronta llegada a juicio. Accedí y ese mismo día terminado el almuerzo, concurrí a la cárcel donde estaban los tres detenidos, en compañía de mi hijo adolecente.
Los entreviste a los tres por separado con mi hijo presente. Percibí que lo que estaba ocurriendo sería tal vez irrepetible y una experiencia invaluable en su educación.
De la conversación surgió nítidamente que la dilación era para uno, una irrenunciable estrategia para alejar la fecha del juicio. Para los otros dos, un asunto de solidaridad espantosamente mal entendida. Luego de usar todos mis recursos para persuadirlos, en especial, el contundente mensaje sobre que yo estaba ahí diciendo lo que decía a instancias de miembros de la justicia que veían la posibilidad de una condena injusta, por torpeza, pero inevitable.
Fue a través de ese inolvidable grupo de golf, del que fue vocero el dueño de casa donde me informaron que los dos hermanos directores, cambiaron abogado y de todas formas jurídicas y públicas, reclamaron la pronta llegada a juicio del que salieron exculpados.
Es evidente que, en la justicia penal, hay en ciertos casos un comprensible expediente virtual que se desarrolla en paralelo, incluso algunos pasos adelante del papel.
Sus ámbitos son variopintos: el café de tribunales, el bar de la esquina, el intervalo de la ópera, el camino al estadio de futbol o el choripán del entretiempo, la pileta de la quinta…Este expediente no tiene valor jurídico, pero seguramente, no tiene menos contundentes elementos y convicciones. También sería por lo menos sensato, presumir alguna reciprocidad entre ambos expedientes.
El factor común de ambos ejemplos es que si eres inocente, el mejor camino es apresurar los pasos de la justicia para que emita el veredicto.
Ante esto, totalmente convencido de lo que expondré, propongo que los militantes de la coalición gobernante juntos con los de la oposición, inicien una fuerte campaña integral en sentido de exigir a todas las instituciones de la república, una pronta elevación a juicio de todas las causas que involucran a funcionarios actuales y cesados, de cualquier nivel y situación, de cualquier partido político, nacional, provincial o municipal en general y en especial, las que atañen a Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri.
Debo mencionar que la psicología ya resolvió inapelablemente que la actitud de indulgencia de las personas, en referencia otras por faltas censurables, esconden arteramente la expectativa de indulgencia cuando el juzgado sea él. Un poco más adelante, se puede concluir que un indulgente con un político ladrón, es alguien que de estar en ese lugar…haría lo mismo.
Invité a militar en esta cruzada, “Juicio rápido y castigo a los políticos ladrones y libertad inmediata de los acusados declarados inocentes”, a militantes contrarios a su propia militancia.
Objetivo de mínima:
Determinar quiénes en la militancia política es democrático y republicano y quién es un ladrón falto de oportunidades.
Pedro Enrique Borgoglio Boetti
Espectacular planteo con el que coincido plenamente. Los culpables a la cárcel y los inocentes, la libertad total. No es correcto seguir con la fantochada actual: al pan, pan y al vino ... Saluditos, pky